Cajón desastre

Volver a leer

Cuando era pequeña, uno de los planes que más feliz me hacían era ir a la biblioteca de mi ciudad los sábados por la mañana. Tenía una sala dedicada a la literatura infantil y juvenil, y allí mi hermana y yo podíamos echar un buen rato mirando las estanterías, eligiendo y hojeando qué nos llevaríamos a casa. Hubo libros que incluso nos leímos enteros allí.

Diría que la lectura es la afición más antigua que conservo y me ha acompañado toda la vida. De pequeña, como he dicho, me apasionaba leer, y se convirtió en un refugio en los peores momentos. La afición -y su carácter de pasión a la par que de refugio- creció conmigo y me acompañó también durante la adolescencia.

Y, si bien nunca ha dejado de gustarme y nunca he pensado en mi afición a leer en pasado, sí que es cierto que a medida que la vida adulta se fue abriendo camino, leía cada vez menos. En la universidad leí, sin duda, y tenía un programa en la radio de la facultad con unas amigas en el que hablábamos de libros. Pero ya no era ese continuo devorar libros que sí se dio en los años previos. Y según iban pasando los años cada vez terminaba menos lecturas al año y cada vez me bloqueaba más al leer.

No sabría explicar por qué pasó exactamente. Supongo que una de las razones fue que cada vez tenía más formas de ocio y aficiones distintas. O que los estudios primero y luego el trabajo me fueron quitando tiempo. Tuve otras prioridades. Podría especular sobre posibles explicaciones, y probablemente no llegaría nunca a una única conclusión.

El caso es que hace dos o tres años me propuse retomarlo. Como decía, nunca dejé de leer, pero ya no tenía el hábito lector de antaño. Y decidí que era un buen momento para aunque fuera intentarlo. Coincidía además en el tiempo con un cambio de trabajo que implicaba transporte público para llegar a él, por lo que no podía ser mejor momento. Me hice socia de la biblioteca en la provincia en la que vivo ahora, pero esta vez en su versión digital. Y, con todo eso a mi favor, diría que lo he conseguido.

Volver a leer con frecuencia ha sido como encontrarme con una parte de mí que creía perdida. Ha sido un abrazo a esa niña que echaba esos sábados por la mañana en la biblioteca. Es algo que disfruto enormemente, y no era consciente de cuánto lo echaba de menos. Con el hecho de retomar la lectura han vuelto otras cosas, como hablar más de libros en redes o en persona con gente, y crear comunidad alrededor del hobby. No exagero cuando digo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en los últimos años.

Este texto busca contar mi experiencia al respecto con algo que me ha acompañado toda la vida y siempre ha sido importante para mí, en mayor o menor medida, y en lo feliz que me ha hecho recuperarlo. Pero si estás pensando en que te gustaría leer más (o retomar algún hobby al que ya no le dedicas tanto tiempo) también puede ser para ti. Ojalá lo consigas y ojalá te haga feliz.

Mi siguiente paso está siendo volver a escribir ficción.